CRONICA DE UN DESVARIO.
AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UN TRIATLETA GLOBERO.
(I) EL COMIENZO
Antes de entrar con el triatlón, y en ese Ironman cercano, me gustaría
recordar los antecedentes. Contar un poco de dónde viene todo esto. Así que
ahora haré un breve resumen de qué fue lo que llevó a plantearme, hace ahora
casi un año, correr el Ironman de Niza.
Siempre he practicado deporte. Si echo la vista atrás me veo jugando
–compitiendo, en una u otra medida- al fútbol 11, al fútbol 7, al fútbol sala,
al baloncesto, al tenis, al squash, al rugby… A pesar de eso, nunca soporté la
parte de preparación física de los deportes que he practicado. No soportaba
correr. Creo que, hasta hace diez años, nunca había corrido más de 40 minutos
seguidos.
Por eso, cuando hace nueve años me hice con plan de 16 semanas para
preparar una Media Maratón, debo reconocer que no las tenía todas conmigo. La
idea de correr una media maratón me rondaba la cabeza desde tiempo atrás.
Aunque no empezó a coger forma hasta que, un día volviendo de Enguera, mi amigo
Pablo Candela –al que debo agradecerle mi inicio en el mundillo del running-,
me contó su experiencia y me recomendó los planes de entrenamiento que él
estaba siguiente, de Hal Higdon.
Al principio me pareció imposible que yo lograra la constancia suficiente
como para preparar una prueba de este tipo. El caso es que empecé, en junio de
2005, fijándome como prueba objetivo el MM de Benidorm, a finales de noviembre
de 2005. 6 meses debían ser suficientes. Al principio, las tiradas de 6 km eran
las tiradas largas, y me las veía y me las deseaba para acabarlas. Por aquel
entonces superaba los 100 kg de peso. Al final, el plan fue dando sus frutos y
conseguí terminar en Benidorm –de hecho, hasta hoy nunca he abandonado una
carrera-, con un tiempo muy mediocre, de 2:04, pero razonablemente entero.
Después de esto, se abrió un tiempo de cierta incertidumbre. Mi
objetivo se había cumplido, pero no quería perder lo que había conseguido.
Había bajado 6 kg de peso y era capaz de superar la hora de carrera continua.
Repetí el plan y corrí la MM de Elche, año 2006 –fue la primera de nueve
consecutivas, es la única prueba a la que no he faltado cada año desde que
empecé a correr-. El resultado fue muy parecido, creo que baje sólo un minuto a
mi anterior tiempo. Y me dejó un mal sabor de boca. Pensaba que iba a mejorar
más mi tiempo, pero no fue así.
Mientras me pensaba qué iba a seguir haciendo me apunté, casi por
casualidad, unos pocos días antes, a la MM de Alcantarilla, unas pocas semanas
después de la Elche, y la corrí sin especial preparación. Sin embargo, me salió
muy bien, bajé por primera vez de las 2 horas, 1:57, y me animó mucho a seguir
corriendo. Para mí era todo un logro correr a 5:30/km, no pensé que pudiera
nunca bajar ese ritmo mucho más. Si aquella carrera no me hubiera salido bien,
probablemente no habría seguido insistiendo. Afortunadamente, no fue así, y
aquello me dio motivación para continuar.
Porque, debo reconocerlo, correr una Media no era mi objetivo desde el
principio. Aunque me daba miedo hasta reconocérmelo a mí mismo, lo que de
verdad me motivaba era correr un maratón completo. Pero parecía un reto tan
inabordable que nunca me atreví a decirlo en voz alta.
Así que por aquellas fechas –no recuerdo si un poco antes o un poco
después- me apunté a la lotería del maratón de Nueva York. Pensé: “ya que voy a correr uno, que sea a lo
grande, por si luego no hay otro”. No pensaba que me fuera a tocar a la
primera, de hecho hubiera tenido que posponer la inscripción un año. Pero,
contando con los rechazos, empecé a probar, ya que, por aquel entonces, si te
rechazaban tres veces, a la cuarta tenías la inscripción asegurada. El primer
año no me tocó. Pero el segundo año que lo intenté sí me tocó el sorteo.
Recuerdo el subidón cuando me llegó el mail que me confirmaba que me
habían asignado plaza. Creo que fue por mayo de 2007 o así. Por aquel entonces,
había corrido ya dos ediciones de la MM de Elche, una de Santa Pola,
Alcantarilla y Molina de Segura –mi peor experiencia con diferencia, 2:07 y
unas sensaciones horribles-.
Descargué un plan para el maratón, también de Hal Higdon, y lo empecé
a preparar. Corrí las medias de Lorca y Petrer, por aquel entonces ya bajaba
habitualmente de 2:00, rondaba el 1:50, en Petrer hice 1:48, y había bajado de
peso hasta los 87 kg. Y en noviembre me fui a NY. Por ahí está la crónica de
aquella carrera por si a alguien le interesa, así que no daré mucho follón con
ello.
Aunque llegué fundido, me apunté al Maratón de Madrid, para seis meses
después, y lo corrí en 2008, no bajé de 4:00, pero me quedé a 22 segundos, y
con unas sensaciones muy buenas. A partir de ahí, todos los años seguí el mismo
patrón. Buscar un maratón que correr, seguir un plan de 12 semanas –a partir de
Madrid cogí un Plan de Rodrigo Gavela y me fue infinitamente mejor que con el
primero- y hacer un par de Medias como parte de la preparación.
Corrí Barcelona en 2009 –la primera vez que bajé de 4:00-, Valencia en
2010, San Sebastián en 2011 –mi mejor tiempo hasta la fecha 3:52- y Castellón
en 2012. Un maratón al año desde 2007, 6 en total.
Pero ni la preparación para Castellón –muy desganado- ni la propia
carrera me dejaron satisfecho. Al contrario, me sentía saturado de correr.
Necesitaba encontrar un objetivo que me motivara. En principio, pensaba correr
el maratón de Murcia en 2013, ese era el plan original, a muchos meses vista.
Resumiendo, desde junio de 2005 corriendo habitualmente. 6 maratones,
27 Medias Maratones, y un montón de carreras de menos distancia (Racó de la
Morera, San Silvestre Crevillente y Elche –el único sitio donde he ganado algo,
un primer premio de disfraces-, Cross de Perleta, Mitat de Mitja, 10 km Abel
Antón en Gran Alacant…). Y la necesidad de algo que me motivara para cambiar.
Eso lo dejo para la siguiente entrada.
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