viernes, 20 de junio de 2008

Viajes con el Elche: Madrid y el Bernabeu

Agrupo los viajes que he hecho a Madrid con el Elche y los cuento por orden cronológico.
El primero fue a ver un partido de copa Real Madrid-Elche, el 20 de febrero de 1.985. Fue la primera vez que iba al Bernabeu. Era un partido de liga que se jugó en miércoles. Mi padre, me llevó a verlo y perdimos 6-1. Burgueña, que era el portero, decía después del partido, justificándose "es que en el tercer gol me deslumbraron los focos". De los otros cinco no dijo nada.
Aparte de la emoción de ver al Elche en el Bernabeu por primera vez, lo que más recuerdo de ese viaje no pasó allí, sino en Elche. Como era un día de colegio -yo estaba por aquel entonces en 1º de BUP-, tuve que entregar un justificante en el colegio para no asistir. Mi padre lo escribió y mi hermana, que iba a un curso inferior, supongo que lo llevaría a clase. Creo que no no sabía lo que decía el justificante, me parece que iba en un sobre cerrado, aunque la verdad es que no estoy seguro.
Al día siguiente, cuando volví a clase, la tutora -una monja llamada María Dolores- me dijo muy seria que tenían que ir mis padres a hablar con ella. Yo no sabía por qué -aunque tuve una entrada en BUP bastante, digamos, conflictiva-, le daba vueltas a la cabeza pensando qué había hecho esta vez. Pero no fui yo, fue mi padre.
Compañeros de clase me comentaron que la monja, cuando leyó el justificante, se cabreó muchísimo y salió corriendo de clase. El justificante decía: "Mi hijo Santi no puede asistir hoy a clase porque se viene conmigo a Madrid al fútbol, que lo primero es lo primero". Leído así, en frío, puede parecer un pelín "chulesco", cuando menos. Pero habrá que decir dos cosas en su descargo: una, que mi padre -para el que no lo sepa- era periodista deportivo y seguía, por trabajo, al Elche, por lo que, en rigor, la afirmación era cierta: sin fútbol no había dinero, sin dinero no había colegio; la segunda es que mi padre, como yo, en determinados momentos tenía un sentido del humor un tanto particular, y supongo que lo cogería inspirado.
Al final no pasó nada, la directora del Colegio sí entendió el sentido del humor de mi padre y supongo que le quitaría el enfado a mi tutora. Que, por cierto, tampoco debía de ser muy allá: les aconsejó a mis padres sacarme del Colegio porque, según ella, yo no valía para estudiar y no iba a llegar a nada. Supongo que, después de aquello, mis padres -que me conocía mejor-, no le hicieron ya mucho caso. Hombre, tampoco es haya llegado a mucho yo, pero, vamos, muy pitonisa no estuvo.
La segunda fue en la temporada 88-89, también en liga. No sé la fecha exacta, fue la 17ª jornada de la primera vuelta, supongo que allá por finales de enero del 89. Esta vez fue domingo -no había colegio, pues- y por la mañana estuvimos viendo, recuerdo, al Kelme Juvenil con el Madrid Juvenil en la Ciudad Deportiva.
Por aquel entonces, el Madrid estaba en todo su apogeo, con la Quinta del Buitre, y el Elche tuvo su último paso, fugaz, por la Primera División. El Madrid ganó la Liga y el Elche descendió. Pero, en aquel partido, el Elche se adelantó dos veces en el marcador. Creo que marcó primero Claudio, en la primera parte, 0-1. Yo, que me había sentado delante de las cabinas -había entrado al campo con mi padre-, en la Tribunal, pegué un salto gritando el gol y, de repente, me vi sólo, de pie, con no sé cuanta gente sentada en su asiento y mirándome celebrar el gol. Obviamente, nadie más se había movido en toda la grada en la que yo estaba -de socios del Madrid- para celebrar el gol.
Nos empataron a 1 pero, al principio de la segunda parte, Benito Sánchez -o tal vez él marcó el primero y Claudio el segundo- volvió a marcar, 1-2, y volví a saltar. Creo que ahí ya me dijo alguien que me sentara de una vez. Luego, en los últimos 10 minutos, el Madrid marcó 3 goles, y perdimos 4-2 (jugamos como nunca, perdimos como siempre), recuerdo especialmente un gol de Martín Vázquez desde fuera del área. Pero yo me quedé con la alegría de haber celebrado dos goles y haber estado por delante casi 80 minutos de partido.

jueves, 12 de junio de 2008

Foto nocturna de París: ejerce tu voyeurismo

He aquí una interesante página con una foto nocturna de París. Aparte de la belleza de la fotografía en sí, esconde multitud de pequeños secretos.
Con el ratón os podeis ir moviendo a lo largo de la imagen, pero el truco está en espiar las vidas -no sabría decir si espontáneas o preparadas, unas me dan una impresión de naturalidad y otras parecen claramente preparadas- anónimas que te ofrecen en los edificios más cercanos al lugar donde está tomada la imagen.
Si te desplazas con el ratón aparecen recuadros rojos en los que, si pinchan, la imagen se agranda. Aunque hay algunos pocos en la margen contraria del Sena, los más interesantes son los de los grandes edificios a los lados del lugar desde el que está tomada la imagen. Te hacen tener la impresión, cierta o no, de colarte en la intimidad de aquellas personas o aquellos lugares a los que te asomas.
Al menos a mí me ha resultado muy entretenida, incluso adictiva. ¿Por qué ejerce esa atracción sobre nosotros el poder penetrar en vidas ajenas, respecto a las que sabes que no te une ni unirá nunca nada? ¿Es la sensación de furtividad? ¿Es simple morbo -sabía que tenía que haber alguna chica desnuda en algún lado-? ¿O es una vaga sensación de poder el sentir que observas sin que te observen?

miércoles, 4 de junio de 2008

Prohiben las "carretillas"

Veo con mucha tristeza esta noticia hoy en el periódico.

"Las ´carretillas´ estarán prohibidas en dos años

P. VAREA Una directiva de la Unión Europea (UE), que entrará en vigor en dos años, regula que los artículos de pólvora, "no se deben mover erráticamente ni imprevisiblemente". Esta normativa supone prohibir a partir de 2010 el uso de las populares carretillas que se lanzan en Elche tras la Nit de l'Albà, el 13 de agosto. La misma directiva regula por vez primera el nivel sonoro máximo de los truenos de mecha y fija el máximo en 120 decibelios. Los profesionales del sector deberán hacer las mediciones y certificarlas una empresa homologada. Sólo así podrán seguir tirándose las "mascletàs" que la Gestora de Festejos Populares ha introducido igualmente entre los actos de agosto. La UE también establece el perímetro de seguridad en todos estos actos festeros que varía según el tipo de artefacto que se lanza. Para los más potentes se fija en 15 metros. La nueva normativa europea afecta a muchas poblaciones valencianas y por este motivo la Generalitat solicitará una modificación al entender que el uso de la pólvora en las fiestas forma parte de las tradiciones y costumbres valencianas más arraigadas."
Yo voy a tirar carretillas la noche de la Alborada desde hace, año arriba año abajo, 20 años. Sólo he faltado un par de veces, una por estar haciendo el Camino de Santiago y la otra por estar fuera. Realmente, ya no es lo que era. Ahora te encierran en un recinto, cada vez se tiran menos carretillas, te cachean a la entrada, hay más policías que carretilleros...
Pero, aún así, que te prohíban tirar carretillas me parece un lamentable ejemplo de lo políticamente correcto que se está volviendo todo. Nos tratan como si fuéramos chiquillos de cuatro años. Que si el alcohol es malo y no se puede beber en público. Que si las drogas te comen el cerebro. Que si las carretillas queman. ¿Y? Tengo 38 años, ¿quién es nadie para decirme nada si me quiero destrozar el hígado bebiendo, destrozarme el cerebro con el cristal o quemarme los huevos con las carretillas?
El intervencionismo administrativo nos come. Como dice un conocido lema "Who will protect us from the goverment" (¿Quién nos protegerá a nosotros del Gobierno?). El Gran Hermano -el de Orwell, no el de Mercedes Milá, no me seáis incultos- avanza a marchas forzadas.
Para los que no hayáis vivido de cerca las carretillas, ahí os dejo un vídeo que os permitirá acercaros a la sensación. Os recomiendo verlo con el volumen a tope. Aún así, resulta más suave que verdadero ruido en directo.


lunes, 2 de junio de 2008

Perrea, perrea

Pues eso, que estoy más bien perro. Llevo, desde que volví a correr después de MAPOMA, haciendo sólo entre 20 y 30 kms a la semana. Ni siquiera corrí el sábado en Monforte, y eso que quería haberla hecho.
Es que, cuando no sigo un plan prestablecido y me impongo determinadas obligaciones, me cuesta mucho más salir a correr. No sólo por perrería, que también, sino porque, entonces, hago las cosas que, cuando me siento obligado por una preparación concreta, dejo de lado. Es decir, si sé que tengo que correr a la fuerza, pues a lo mejor acabo antes de trabajar, o voy a comprar cuando salgo, o me vengo al centro con la familia... no grandes cosas, sino chorraditas que, al final, te quitan la hora que te hace falta.
Está visto, me voy a tener que preparar algo en concreto y ponerme obligaciones para disciplinarme. Pero ya lo haré después de verano, seguramente.