martes, 2 de septiembre de 2008

Lecturas veraniegas

Vaya aquí un repaso rápido a las lecturas de este verano -al menos, desde principio de julio, que es cuando empecé a leer en serio-, porque he encontrado alguna sorpresa notable que me gustaría comentar. Por orden cronológico.

En busca de Infamia. Lindsey Davis.
XVI novela de la saga de Marco Didio Falco, a la que, como es fácil deducir, estoy enganchado a las aventuras de Falco -tanto que le puse a un perro mio así-. Esta vez se lleva a toda la familia a Ostia a buscar lo que vendría a ser un periodista del corazón de la época imperial romana, y se lleva a toda la familia a esta villa, que fue el puerto de Roma en tiempos. Mantiene el tono entretenido de toda la saga, pero debo decir que ya noto cierto cansancio desde hace algunos títulos, y una repetición excesiva de ciertos esquemas. Ya estoy enganchado a los personajes, así que seguiré con ella.

Narrativa completa. Dorothy Parker.
Se trata de una recopilación de los cuentos y artículos periodísticos de Dorothy Parker, neoyorquina de principio del siglo XX, mujer adelantada a su tiempo y de la que, realmente, esperaba mucho más. He leído los cuentos y debo reconocer que no me han gustado demasiado. Alguno suelto me he merecido la pena pero, en general, eran previsibles y aburridos. Probablemente hace un siglo resultaban rompedores y muy provocadores -la imagen de la mujer, las relaciones sociales...- los argumentos y el desarrollo. Pero lo cierto es que hoy dejan bastante frío, por simplones y manidos.

Sputnik, mi amor. Haruki Murakami.
Tercera novela que leo de Murakami y, aunque me ha gustado mucho, no ha conseguido mantener el listón de las dos que había leído anteriormente, Tokyo Blues y Kafka en la orilla. Trata de un curioso triángulo amoroso entre un profesor de primaria -el narrador-, la mejor amiga de éste -de la que el protagonista está enamorado- y una mujer de negocios -de la que se enamora ella- con un trauma interior que desencadena un final de la novela muy en la línea Murakami, con una línea divisoria muy tenue entre realidad y ficción. Es una novela ágil, que se lee y que sigue cautivando con la misma escritura brillante y fluida de Murakami. Siendo una buena novela, el listón tan alto que tenía puesto en las otras dos -cada una en su estilo, ambas han sido de lo mejor que he leído- hace que, en comparación, pueda desmerecer un poco. Pero es muy recomendable y Murakami sigue siendo uno de mis escritores favoritos actuales -y el único que ha hecho doblete este verano-.
Pájaros negros sobre la catedral. Phillip Vandenberg.
Un regalo de mi santo, que cogí con cierto interés y que acabé con notable desgana. El enésimo libro sobre catedrales y Edad Media, conspiraciones de la Iglesia y héroes ingeniosos y astutos -en este caso, una mujer-. Lo cierto es que son historias aburridas, previsibles hasta la náusea y, aunque presuman de sorprendentes y de ingeniosas, son profundamente estúpidas e increíbles. Yo, que era aficionado a este tipo de literatura histórica, y especialmente de la Edad Media, hace 20 años, cuando se publicaba El nombre de la Rosa, El ocho o la saga de Los Hijos del Grial, debo decir que aborrezco de ella y ya no se me ocurre acercarme a este tipo de libros. Cada vez que lo he hecho últimamente -La Catedral del Mar, El Código Da Vinci, los de Matilde Asensi, El Señor del Caos...- he salido más que escaldado con estas historias tan simplonas. Tal vez me hago mayor y menos permisivo. O, probablemente, antes se escribían estas novelas de un modo notablemente superior.
Los hombres que no amaban a las mujeres. Stieg Larsson.
La gran sorpresa del verano. Venía precedida de una importante fama donde se ha publicado, así como una trama que, a priori, me atraía. Un periodista es contratado para investigar una desaparición producida hace casi cuarenta años en una pequeña isla. Contará con la ayuda de Lisbeth, una peculiar investigadora privada y una de las principales creaciones del libro. Corrupción financiera y violencia extrema se mezclan en una novela que engancha desde el principio y a la que, a mi juicio, le sobran las últimas 60 páginas. Tiene continuación en otras dos novelas escritas por un periodista sueco que murió dejando los manuscritos y que no ha podido ver el enorme éxito que han tenido. Tremendamente recomendable.
Sauce ciego, mujer dormida.
Segundo libro de Murakami del verano. No suelo leer libros de un mismo autor tan seguidos, pero es el libro que regalé a mi padre en su santo y, como fui a pasar unos días allí, lo leía mientras tanto. Además, no es novela, son cuentos, recopilados por el autor y escritos desde principios de los 80 hasta ahora. Murakami 100%, algunos de ellos me han resultado excesivos, y otros me han encantado. Podría destacar como preciosos El hombre de hielo, Tony Takitani y La chica del cumpleaños. Pero me parece que lo mejor lo deja para el final: Hanalei Bay -sobre la madre de un joven que muere haciendo surf en Hawaii- y El mono de Shinagawa -acerca de una mujer que no consigue recordar su propio nombre-, dos auténticas joyas. Tal vez sea una buena forma de acercarse a Murakami. Algunos cuentos son difíciles de leer y auténticamente desconcertantes, pero hay joyas de gran belleza y profundidad.

Antología del cuento norteamericano. Richard Ford.
A ratos, he leído varios de los cuentos de la recopilación que Richard Ford ha hecho de cuentos de escritores de Norteamérica desde hace más de dos siglos. Es un libro muy extenso con 65 cuentos, que llevo en danza desde hace ocho años, y que voy leyendo a ratos, entre un libro y otro. Este verano le he dado un buen arreón y ya empiezo a verle el final. Es una magnífica recopilación y, de la docena que he leído este verano, destacaría A&P, de John Updike, agridulce aproximación al paso de la adolescencia a la madurez desde un punto de vista notablemente desencantado, aunque escondido tras una historia muy divertida y entretenida.

Todo lo que muere. John Connolly.
Novela negra, negrísima, primera de la saga de Charlie Parker, alias Bird. Recuerda a las novelas negras clásicas del género -Chandler-, con el mismo nivel de sufrimiento pero con aún más dureza. Charlie Parker es un detective al que matan y mutilan a su mujer e hija mientras él se emborrachaba en un bar. A partir de ahí se embarca una búsqueda del asesino que le permita también matar sus fantasmas interiores. Una de las cosas que me han gustado de la novela es la introducción de una trama paralela, en la que se ocupa de resolver el asunto de unos asesinos de niños ocurrido muchos años atrás, conectado de manera indirecta con el tema principal. Aunque a veces resulta excesivamente seca, se lee con mucho interés y me ha mantenido las ganas de seguir con la segunda novela de la saga -ya van seis, si no me equivoco-. Uno así a Bird al inspector Brunetti y al comisario Wallander, mis dos policías de cabecera, de los ya hablaré algún día.
Mis rincones oscuros. James Ellroy.
Acabo con una novela que no lo es de James Ellroy, uno de los grandes de la novela nortemericana actual. Intenta acercarse, de una manera fría y desapasionada -por momentos lo consigue- a la figura de su madre, asesinada brutalmente cuando él tenía diez años y con la que considera Ellroy que tiene una deuda, por su desapego a ella durante tanto tiempo. Narra la historia con estilo trepidante y muy directo: primero los hechos y la investigación policial, después la búsqueda, cuarenta años después, que el autor hace del asesino, más que para descubrirlo, para encontrar a su madre. Libro duro, desasosegante y a veces difícil de leer, que parece a veces más catarsis personal que ejercicio literario. Pero que, a pesar de eso, y con la prosa tan brillante de Ellroy, consigue convertir en una historia que engancha.

2 comentarios:

  1. Jodó Santi, pareces que has leido algo este verano. Yo conocí a Murakami con "El pájaro que da vueltas al mundo" y me enganchó, si no lo has leido te lo recomiendo, es increible la forma en que este autor mezcla la realidad con la ficción y los sueños. Este verano he leido "Kafka en la orilla", no sabría decirte cual me ha gustado más, despues he leido "El niño con el pijama a rayas" es un libro muy corto y más para niños aunque impactante para un adulto, debería estar en tdos los colegios como lectura obligatoria. Ahora he vuelto a Murakami con Tokio blues

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  2. Tengo "El pájaro..." ya comprado, en lista de espera, pero creo que será para después de Navidad.

    A mí me flipó "Kafka en la orilla", lo del viejo es una pasada.

    "El niño..." no lo he leido.

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