martes, 14 de octubre de 2008

John Adams

Estoy ahora entusiasmado con otra serie de televisión. Es John Adams, una miniserie de 7 capítulos, pero de larga duración, casi 100 minutos cada uno, que, sobre la base de hablar de este personaje, segundo presidente de los Estados Unidos, miembro impulsor de la Declaración de Independencia y de la propia Declaración de Derechos que redactó Jefferson.

Es una serie impresionante desde todos los aspectos. El guión es magnífico, las interpretaciones son soberbias, el vestuario es impresionante. Además, aún siendo una serie histórica, el ritmo es vivo y, al menos así me lo parece a mí, la hora y media de cada episodio se hace corta. Acabo siempre con ganas de ver más. No sé cuántos sería capaz de ver seguidos si tuviera la serie en DVD.

Trata sobre el nacimiento de los Estados Unidos, partiendo de las primeras rebeliones en Boston contra los ingleses. A continuación, en el segundo capítulo -el último que he visto-, se trata las sesiones del Congreso de los 13 estados americanos -entonces aún colonias inglesas- y de los sucesos que llevaron a la Declaración de Independencia.

Tengo debilidad por determinadas partes de la Historia. Y esta es una de mis favoritas. La cristalización de los ideales de progreso y democracia que llevaba implícita la independencia de los EEUU es algo que me apasiona. Todo el momento histórico en que sucedió, con la Ilustración y la Revolución Francesa en Europa, es algo que me conmueve. De ahí que celebre que alguien me cuente la historia, y que lo haga de una manera entretenida e, incluso, apasionante a veces.

Oír el razonamiento que da lugar a la independencia resulta estremecedor. El razonamiento, perfectamente expuesto en la serie, de reconocer que el derecho de las personas, y de los pueblos, no puede depender del capricho de una persona -el monarca-, que no es más que un igual a cualquiera de ellos, la conquista histórica de esos derechos aún con el sacrificio de la propia vida, es una de las fases de la historia que más me reconcilian con el ser humano.

Así que me alegro enormemente de que se hagan series como esta. Y que triunfen -arrasó en la última ceremonia de los Emmy- y ganen dinero. Sólo me queda la lástima de entender que, aún teniendo una historia española propia que daría material más que suficiente -tenemos 2000 años más de historia que los norteamericanos, al fin y al cabo-, no exista aquí no ya la capacidad técnica o artística de producir obras de arte así, sino incluso la voluntad de hacerlo. Es mucho más fácil que cada cual cuente su propia versión local de la historia, patrocinado por políticos locales más interesados en destacar la bondad de la ñora local, que por reconocer lo que nos hizo no sólo grandes, sino incluso el país que somos.

1 comentario:

  1. No tenía ni idea de esta serie,pero me la apunto ya que pinta fascinante.

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